Page 31 - Cronicas a través de India - CAPITULOS 1 a 5
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Al lado de él: Juanita, una colombiana rubia, hermosa y despampanante, súper
producida y vestida de fucsia de pies a cabeza.
Me dicen que estaban esperando que lleguen las motos.
– Motos, ¿que motos?
La cascada quedaba a “10 minutos”, en moto . 10 minutos que eran una forma de decir
india, que es mucho peor que la argentina, porque ellos de verdad llevan la magia del
vibrar y la despreocupación yóguica en la sangre.
El trayecto real eran 30 minutos sin paradas- cosa que no sucedió-, las motos eran
unos scooter antiguos que estaban de última y los que íbamos arriba éramos Akash,
Juanita y yo, los tres en el scooter, sin cascos y tipo sandwich.
Las calles en India son una locura, justamente todo lo que estaba queriendo evitar en
mi primer día .
Estábamos en la zona de Laxman Jhula , la zona turística de Rishikesh, de hippies y
yoguis, que es como la «Córdoba argentina». Por estos lados, las calles son bien
angostas, de tierra y por lo general de una sola mano, llena de turistas. Bueno... llenas
de todo en realidad.
No existen las veredas, entonces en las calles convive n todos y todo, como un cuadro de
¿Dónde está Wally?
Transeúntes de todos los estilos: turistas, locales, vendedores de frutas con sus carros
de madera, monjes o Sadhus vestidos con sus túnicas naranjas y sus cacharros para
donaciones, puestos de Chai – el té indio por excelencia-, mercaderías varias y
obviamente el rasgo característico de India: las vacas, libres.
Esa imagen hermosa de las vacas paseando en medio del caos, recordándonos que
todos somos parte de lo mismo. Que por una vez tienen los derechos que en todo el
mundo le quitamos. Por fin la ecuación se invierte una vez, y es acá, en India.
Y ahí están, de todos los tamaños, colores y sexualidades paseándose por ahí.
Tomando una siesta, alimentando a sus bebés, caminando a paso lento, haciendo sus
necesidades fisiológicas en el medio de la calle y pintando de colores ( y olores) cada
rincón de cada ciudad. Y obviamente frenando olímpicamente el tránsito, y