Page 34 - Cronicas a través de India - CAPITULOS 1 a 5
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Mientras   tanto   en     este     juego   de   obstáculos,   el   vicio   indio     es     la   bocina.  TODOS   van
                 tocando  sus  bocinas  de  lo  que  sea  que  estén  manejando,  TODO  el  tiempo.
                 Todo  el  tiempo  es  realmente  todo  el  tiempo,  cada   10  o  15  segundos.

               En   vez   de   frenar,   tocan   la   bocina;   en   vez   de   parar   en   una   esquina   tocan   la   bocina;   en

                 vez  de  esperar  o  mientras  esperan  también  tocan  la  bocina.









               Al   principio   uno   no   entiende   muy   bien   por     y   para   qué,   es     un     poco     confuso,   pero     la




               realidad   es   que   la   bocina   se   convierte   en   la   banda   de   sonido   de   cada   una   de  las  calles
               de  India  y  también  de  Rishikesh.







               Las     manos   y   contramanos   no     se     respetan     demasiado-     por     no   decir     que   casi     no



                 existen-     y     las     líneas     amarillas   brillan     por     su   ausencia   como     diría     mi   madre,   así   que

               tranquilamente   uno   se   encuentra   esquivando   un   vehículo,  Tuc-  Tuc  ,  moto  o  lo  que  sea

               que     venga     andando,     en   el     mismo   carril   en   que     uno     pero   en     dirección     contraria,





               directamente   hacia   tu   cara.   Una   locura   hermosa.   No   puede   al   menos  no  hacerte  reir,


               es  algo  increíble  de  ver.



               Un     completo     caos,   pero     pareciera     que   eso     de     cierta   manera     les   "funciona",     que   cada


                 uno  "sabe  lo  que  hace"  y  que  de  alguna  forma  extraña,  hay  cierto  orden  en  ese  caos.





               Las     catástrofes   potenciales   las   ves   a     cada     segundo,   por   supuesto,   pero   a   la   vez   nada



               pasa,  como  si  estuvieras  viendo  una  película  en  cámara  lenta.

                 Las     vacas     vuelven     la     experiencia     un   poco     más   salvaje   y     devuelven     algo   de     paz     al



                 ambiente.






               – Mirá     la     paz   con     la   que     caminan  –     me     dice     un     monje-   Si     ellas   pueden   caminar   por   acá   es
                 porque  todo  está  bien.

               Sonrió.  Le  creo.
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