Page 37 - Cronicas a través de India - CAPITULOS 1 a 5
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ser algo más de paso, como el café en Italia. Nadie se sienta en esos puestitos. Se
pide, se toma de parado y se continúa el camino.
Acá era lo mismo, pero en vez de un Shot de cafeína era té negro con jengibre, más
sano y mejor para las defensas.
Akash nos dice que este es el mejor Chai de Rishikesh.
El lugar no era un local en sí, sino unas maderitas al costado del camino con las cosas
básicas para preparar el té: una garrafita, una ollita y las tacitas. El puesto era muy
humilde y estaba repleto de moscas sobrevolando el chai queriendo desayunar su
bocado también.
Ahí las tazas eran de vidrio, el hombre las lavaba un balde con agua ubicado en el piso
y de ahí iban directo a tu mano.
Yo me moría por conocer el chai local del que tanto me habían hablado, pero me
asustaba bastante que mi cuerpo no estuviera a la altura de la situación, así que solo
le di un sorbo de cortesía mientras el resto de los turistas miraban de lejos con
desconfianza.
El tema del agua y algunas condiciones sanitarias en India son un poco problemáticas
para nosotros los westerns hasta que nos acostumbramos, que es probablemente hasta
que nos vayamos de India o cumplamos varios años viviendo acá; pero sobre todo es
más problemática aún si recién llegamos y no pasamos aún por el proceso de
"adaptación", que no es otra cosa que una gran diarrea de bienvenida de la que nadie
escapa. Pueden haber intoxicaciones mayores dependiendo de cada estómago y que
comiste en concreto, pero eso ya es otro capítulo.
Atravesamos uno de los 2 puentes semi-peatonales que tiene Rishikesh. Un puente
colgante de madera bien angosto, donde los monos colgados de los parantes hacen el
control de calidad alimenticio, sacandote de la mano todo lo que sea comida o se
parezca a ella. 1 metro y medio de ancho para motos y personas en el mismo carril, a
paso de hombre.