¡Aventuras y Encuentros de Cronicas por India "CRUZANDO CAMINOS"!
FICHAS VIAJEROS > BUENOS AIRES
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Mi nombre es Ayelen y nací en Buenos Aires, Argentina. Soy viajera y mochilera desde adolescente. También psicóloga, música, artesana y luego de mi gran viaje a India, me convertí en escritora y de nuevo en viajera. Hace 7 años que vivo fuera de casa. 2 en Asia y ahora particularmente en India. A veces instalada, a veces en movimiento, siento tremenda inspiración por la magia de los pequeños momentos cotidianos y cada vez que eso pasa siento la necesidad de plasmarlo en palabras. Así es como paso mis días, viajando, escribiendo y volviendo a viajar para inspirarme una vez más. Mis viajes empezaron a los 16 años cuando por primera vez me fui con mi viejo a Córdoba y ahí empecé a vivir de cerca lo que era el hippismo, nuestra hermosa Argentina y viajar. En realidad, ya había empezado desde que estaba en la panza de mi vieja, con mis padres recorriendo todo el país en un Duna Gris. Yo por mi cuenta, empecé a viajar de mochilera, yendo a ver al Indio a Salta, al Pogo más grande del mundo y desde ahí jamás pare. Me recorrí toda la Argentina de Norte a Sur y de Este a Oeste. Siempre en carpa, a veces a dedo, a veces en bondi, a veces sola y a veces acompañada. Siempre me gusto abrir la carpa y estar debajo de las estrellas, moverme como si fuera local y conocer cómo vivía la gente en cada pueblo. Siempre que viajaba me quería quedar a vivir ahí y me llenaba de las historias de los que SI lo habían hecho porque sabía que algún día lo haría, porque tenía bien claro que no me podía quedar con las ganas. 7 años atrás, la vida me llevó a otros rumbos y atravesé el gran cambio de irme a vivir a Dinamarca. Recorrí muchos lugares ya esta vez viajando sola y descubrí lo bien que se me daba eso, pero la vida una vez más tenía preparada otra cosa para mí. Hace 2 años me fui a India en un desafío personal y espiritual muy introspectivo, con solo un pasaje de ida y la necesidad imperiosa de encontrar muchas respuestas que hacía bastante venía buscando. Si bien mi vida estuvo siempre marcada por cambios, desde ese momento, me transforme todavía más. Desde ahí decidí patear más aún el tablero y quedarme en Asia. Empecé a estudiar Yoga, meditación y me di permiso para tomarme un tiempo para mí, para explorar algo que siempre me había gustado, pero nunca había podido ver: la escritura. Desde entonces, tengo un Blog donde comparto mis escritos y un libro casi terminado aquí publicado, donde cuento mi historia de viaje, de búsqueda y de transformación, que tuvo lugar en la increíble India pero que no es más que un viaje al interior de mí misma- muchos de ustedes sabrán de lo que hablo-. Por ese espacio, intento inspirar a otros a conectar con su esencia, sus sueños y sus vulnerabilidades más profundas, porque creo que es ahí es donde encontramos las mayores riquezas para nuestro aprendizaje qué es la vida. También cuento historias sobre la vida en India y los hermosos saberes que descubrí en la tierra de los mil dioses. Por ahí hago carne lo que siempre fui: una viajera amante de las culturas diferentes y de las historias de gente común que, como nosotros, con mucho miedo o no tanto, van en búsqueda de sus sueños. Esas historias que nos encontramos en cada rincón del mundo cuando nos animamos a caminar, que al final del día, creo que son las más maravillosas. Ya con 35 años, me animo a decir que mi vida hoy está en movimiento, animándome a construir el presente que tuve el coraje de elegir. Los invito a ver mi Blog y a leer mi libro publicado aquí en “Memorias de Viaje”, que no es más que la intención de ir, aunque sea unos metros más allá en la línea de nuestros sueños, como muchos de ustedes.
¡Un placer caminar juntos e inspirarnos mutuamente! Gracias Pablo por el espacio.
GALERIA CRÓNICAS POR INDIA
Los cinco lugares que le volaron la cabeza a Crónicas por India
Puesto
N°1: Varanasi, India.
El
lugar sagrado donde los hindúes creman a sus muertos. Kashi “La Ciudad de Dios”
como ellos le dicen, es el lugar de las películas. Es la ciudad donde desde toda
India las familias llevan a sus difuntos a los crematorios al aire libre en las
orillas del Río Ganges, su río sagrado. ¿Por qué? Según la tradición hinduísta quienes son cremados en Kashi cortan la
rueda de la reencarnación. Entonces es un privilegio y una promesa de fin del
sufrimiento. En la pasarela del Ganga Má (Madre Ganga) como ellos lo llaman, se entremezclan
las hogueras ardientes de la muerte junto a los niños remontando barriletes,
las vacas en libertad y los peregrinos que desde toda India se sientan a
meditar en sus aguas sagradas. El lugar de energía Shiva, de luz y oscuridad,
un lugar que no pasará desapercibido por nadie que tenga la fortuna y el buen
karma de llegar a él. India es una experiencia indescriptible, pero éste en particular, es el lugar
más fuerte e increíble donde estuve en toda mi vida.
Puesto
N°2: Boudhanath, Katmandú
Boudhanath
es la estupa budista más grande del mundo. Este barrio nepalí es uno de los
centros de peregrinación budista tibetano más importantes del mundo. Cientos de
fieles caminan alrededor de esa estructura budista con forma de cúpula, con sus
rosarios en la mano mientras le dan varias vueltas completas sin parar, recitando sus mantras y purificándose por
medio de sus prácticas espirituales. Las estupas contienen elementos sagrados
en su interior emanando su energía por el aire. Ésta en particular, alberga
parte de los restos de Buda. De esta manera, podes ver a cualquier hora del día toda la paz budista, sus
cantos, sus rituales, las miles de velas encendidas al anochecer, sus
banderitas de colores esparciendo oraciones por los aires y sentir toda la
magia de un lugar inigualable. Hermoso
de ver y más hermoso de sentir.
Puesto
N°3: Bangkok, Tailandia. La ciudad del pecado.
El
lugar donde todo vale. De noche, la ciudad de la fiesta, la música, la
prostitución ilegal galopante y las escenas más bizarras que puedas ver. De
día, los mágicos templos budistas, los paseos sobre el río, los rascacielos de
90 pisos, los extensos mercados locales y la crueldad de los animales exóticos
viviendo en jaulas. El cielo y el infierno juntos. Una ciudad sin duda controversial, que te
cuestiona, te moviliza y que se evade todas las reglas. Un lugar que te muestra
hasta donde son posibles los excesos y la locura del ser humano. Verás desde escorpiones asados y cucarachas fritas en medio de las discotecas
de turno- tipo programa de Marley- como los templos budistas más hermosos. A
pesar de que es muy caótica y se saltea los paradigmas de lo bueno y lo malo,
siempre me ha enseñado a encontrar paz en las rutinas cotidianas de los
locales, una paz que nos deja pensando como ambas cosas pueden coexistir juntas
y qué hacemos con todo eso. Una metrópoli enorme, que si puedes verla desde lo alto sin duda te deja
pasmado. Cada vez que la piso me vuelve a dejar con la boca abierta como el
primer día.
Puesto
N°4: Ushuaia, Argentina. La ciudad del fin del Mundo.
Pisar la ciudad más austral no solo de Argentina sino DEL MUNDO, es algo que no se puede explicar con palabras, es sentirte realmente donde termina el mundo. Sus bosques blancos, sus aguas celestes y sus miles de montañas nevadas incluso en verano, protegen la ciudad como una muralla, ¡porque tremenda joya hay que protegerla!. Subir el Glaciar Martial, sentir el aire fresco en tus mejillas y la calma de un paisaje remoto. Conocer a los pingüinos y ver una isla llena de aves en un fondo de película. Acercarte al faro más recóndito y navegar por el Canal Beagle en un velero solo con tracción de viento. Que el marinero te cuente historias locales, la vida en el invierno y la simpleza de una vida con coraje. La cárcel más antigua, el correo y la historia que brota a cada paso. La plaza donde las Malvinas aún son argentinas y una bandera cuajada de tanto flamear de lo duro de la vida y las condiciones climáticas. Una emoción que no se puede describir.
Su naturaleza más pura y sus historias sin duda me han erizado la piel.
Puesto
N°5: Cerro de los 7 Colores, Purmamarca, Argentina.
Subir
esas montañas… ¡pero realmente recorrerlas!. Caminarlas viendo tus zapatillas
llenarse de un polvo liviano que inunda el aire. Juntar piedritas de 7 colores
distintos, sentarte y ver la inmensidad, los colores arenas, ocres y terracotas
de nuestro norte argentino. Perderte en sus recovecos, tomarte un mate mientras
ves el Sol esconderse y encontrar nuevos colores. Maravillarte con la vida
simple, comer tamales y empanadas locales y salir a caminar por las callecitas
de un pueblito parado en el tiempo. Escaparte de los turistas, ir a una peña
local a compartir con los lugareños, bañarte con agua fría en un baño sin techo
de un camping agreste y tomar vino caliente frente a un fueguito recién armado.
Sin duda de los recuerdos más bellos de nuestra Pachamama y nuestras raíces
folclóricas, como todo nuestro norte y nuestra cultura andina.
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